viernes, 8 de abril de 2011

El Puente padre hijo el tren




SOLO UNA VEZ SE VIVE

Sólo hay una tiempo para hacer el bien. ¡Nuestra jornada en la tierra! La vida es como un día, se acaba rápido, muy rápido. Es un lago acto de amor de parte de Dios que espera otro acto de amor continuo de parte de los hombres.

Cada día se nos presenta con sus propias oportunidades de darnos a los demás, y ese día no se volverá a repetir. El favor que negamos, la visita al amigo enfermo que no hicimos, la limosna que no dimos, la tarea que descuidamos, serán otros tantos puntos oscuros  a la hora de nuestra muerte.

La vida se nos dió para irla gastando en el servicio del prójimo y para preparar la vida eterna. No hay tiempo para odios y rencores. No podemos detenernos a recoger flores de las que brotan en el pantano de vicio.